102 años del real betis balompié

El Betis sigue vivo... 102 años después

Y muy vivo, el Betis, los béticos, nos desperezamos de un profundo sopor y sacamos las camisetas, las banderas, de nuevo, para celebrar que seguimos siendo béticos. 102 años ya desde que el Sevilla Balompié echó a andar. 102 años con avatares amargos aderezados con glorias deportivas menos habituales de lo que la enorme masa social es capaz de ofrecer y, sin embargo, no suele estar dispuesta a exigir... o sí.

Porque el Betis es así, es un trozo de nuestra infancia guardado en trece barras, una forma de vida mil veces explicada y con otras mil explicaciones por dar, una leyenda que mora en el corazón de cada bético. Es una sonrisa en cualquier lugar del mundo, una extensión de un sentimiento que nace al lado del Guadalquivir y en cientos, miles de afluentes, es capaz de llegar al millón de béticos que, a pesar de todo, siguen siendo béticos porque no les cuadra otra filosofía. La del manquepierda, orgullosa forma de reponerse a los fracasos deportivos y no tan deportivos que han jalonado el camino verdiblanco. La del manquepierda con la dignidad intacta en un escudo con la doble B enlazada desde hace muchas décadas.

Y es que, Ay Betis, El quejío y quiebro que te ha dado el destino, de nuevo, es un pozo donde nadie quiere estar, pero del que los béticos, ejerciendo la responsabilidad bética, sabremos sacarte. Betis, cuando el "unidos como balas de cañón" tiene el incoveniente de un óxido caduco, no te preocupes, que los béticos saldrán de sus casas para dejarse la garganta, las lágrimas, lo que sea por verte digno, pues no se busca en la dignidad el camino más corto, sino el correcto.

Betis, naciste de un club con la m de Balompié y te uniste a otro con la b de Betis, que alcanzaste la realeza, la aparcaste, la recuperaste y, ahora, tienes por apellidos unas siglas que parecen cadenas. SAD. 102 años y en segunda Betis. Bien lo saben todos que a los béticos la segunda no nos asusta, nos asusta tu maltrato, la desconsideración a tu bandera, las mentiras a tus béticos, la sombra a tu escudo. Nos asusta por lo que implica, humildad forjada a fuego candente de mil historias, que es la seña que hemos estraviado y que los béticos espero que encuentren.

Betis, mi Betis, el Betis de los béticos y no tan béticos, el Betis que no busca ser simpático, porque no hace falta, es lo que es y con ello tiene su tarjeta de presentación en cualquier sitio. Sigue luchando, no desesperes, que tus béticos encontrarán la manera de devolverte al camino perdido, un camino que, curiosamente, no pasa por partidos ganados, sino por ganar otros encuentros más importantes, las citas que tenemos cada uno con la historia.

Felicidades mi Betis.

P0CHOLO escribió:

El Betis sigue vivo... 102 años después

Y muy vivo, el Betis, los béticos, nos desperezamos de un profundo sopor y sacamos las camisetas, las banderas, de nuevo, para celebrar que seguimos siendo béticos. 102 años ya desde que el Sevilla Balompié echó a andar. 102 años con avatares amargos aderezados con glorias deportivas menos habituales de lo que la enorme masa social es capaz de ofrecer y, sin embargo, no suele estar dispuesta a exigir... o sí.

Porque el Betis es así, es un trozo de nuestra infancia guardado en trece barras, una forma de vida mil veces explicada y con otras mil explicaciones por dar, una leyenda que mora en el corazón de cada bético. Es una sonrisa en cualquier lugar del mundo, una extensión de un sentimiento que nace al lado del Guadalquivir y en cientos, miles de afluentes, es capaz de llegar al millón de béticos que, a pesar de todo, siguen siendo béticos porque no les cuadra otra filosofía. La del manquepierda, orgullosa forma de reponerse a los fracasos deportivos y no tan deportivos que han jalonado el camino verdiblanco. La del manquepierda con la dignidad intacta en un escudo con la doble B enlazada desde hace muchas décadas.

Y es que, Ay Betis, El quejío y quiebro que te ha dado el destino, de nuevo, es un pozo donde nadie quiere estar, pero del que los béticos, ejerciendo la responsabilidad bética, sabremos sacarte. Betis, cuando el "unidos como balas de cañón" tiene el incoveniente de un óxido caduco, no te preocupes, que los béticos saldrán de sus casas para dejarse la garganta, las lágrimas, lo que sea por verte digno, pues no se busca en la dignidad el camino más corto, sino el correcto.

Betis, naciste de un club con la m de Balompié y te uniste a otro con la b de Betis, que alcanzaste la realeza, la aparcaste, la recuperaste y, ahora, tienes por apellidos unas siglas que parecen cadenas. SAD. 102 años y en segunda Betis. Bien lo saben todos que a los béticos la segunda no nos asusta, nos asusta tu maltrato, la desconsideración a tu bandera, las mentiras a tus béticos, la sombra a tu escudo. Nos asusta por lo que implica, humildad forjada a fuego candente de mil historias, que es la seña que hemos estraviado y que los béticos espero que encuentren.

Betis, mi Betis, el Betis de los béticos y no tan béticos, el Betis que no busca ser simpático, porque no hace falta, es lo que es y con ello tiene su tarjeta de presentación en cualquier sitio. Sigue luchando, no desesperes, que tus béticos encontrarán la manera de devolverte al camino perdido, un camino que, curiosamente, no pasa por partidos ganados, sino por ganar otros encuentros más importantes, las citas que tenemos cada uno con la historia.

Felicidades mi Betis.