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Se necesita milagro en el barrio de Heliópolis

Por desgracia, los peores pronósticos se confirmaron: al margen de cualquier casualidad afortunada, el equipo actual del Betis no parece capaz de ganar a nadie. La pinta es desoladora, como la de un enfermo en coma vegetativo. Agarrotado, como moribundo, víctima de limitaciones propias y extrañas, este equipo agoniza: sólo un milagro puede salvar esto.

Es imposible hacerlo peor: con Chaparro o con Nogués, con Lopera y con Lopera, con la jubilación de ilustres profesionales y sin ella, se ha llegado a lo que se veía venir desde hace semanas: bloqueado, quemado, incapaz de hacer lo mínimo para ganar a nadie, este equipo del Betis agoniza y se desangra. Lo visto en Bilbao hace pensar que sólo un milagro podría generar algún triunfo y evitar la catástrofe absoluta que supondría el descenso de categoría. Viene bien aquí la letra de la ‘Balada de Lucy Jordan’, que pone emotivo final a la magnífica Thelma&Louise. Pero esto, ni es magnífico, ni debería ser emotivo: deprime.

Todos los profesionales del Real Betis Balompié, desde la cúpula del club hasta los futbolistas, pasando por técnicos y habitantes de despachos, van a tener muy difícil explicar lo inexplicable: lo que a su afición inigualable le vienen mostrando todos es ausencia de compromiso, falta de liderazgo, depresión, como se llame. Dirán que la gente no debe pensar en conspiraciones, pero cuando se ve lo que se ve ante los suplentes de un lastimoso Athletic, ¿qué se puede pensar? ¿Quién ha instalado esta situación, qué cables se han fundido para que el equipo se arrastre así, qué ha sido de jugadores como Oliveira, Arzu, Mark González o el mismo Emana? La sensación que ofrecen al exterior es la de hallarse en liquidación por derribo.

Y he ahí algo de la letra de esa Balada de Lucy Jordan. Canción de Marianne Faithfull: “... ella yacía bajo las sábanas, soñando con mil amantes, hasta que el mundo se volvió naranja y la habitación se puso a girar. Y, a la edad de 37, ella asumió que ya nunca conduciría un coche deportivo por París, con la brisa cálida en su pelo, así que dejó el teléfono sonar”. Hermoso retrato de cómo se tira la toalla de la emoción, hecha un harapo que se deja escurrir por el fregadero. Thelma&Louise, al barranco. Esto están haciendo con el Betis. Se necesita milagro en el barrio de Heliópolis. The End. ¿O no...?

Qué pena de equipo

Si el Betis viajó a Bilbao a ganar, sólo lo notaron el técnico y los jugadores. Desde fuera pareció todo lo contrario. En vez de ver un equipo que debió salir a arrollar a su rival se vio un equipo adormilado, sin tensión, contemplativo, lento y nada, nada ambicioso. En vez de ver un equipo compuesto por titulares que debió superar a un adversario formado por diez suplentes se vio un equipo sobrepasado por las circunstancias e inferior en mentalización, juego y puntería. Y en vez de ver a Oliveira marcando goles y a Ion Vélez fallándolos se vio a Oliveira errando una tras otra y a Ion Vélez aprovechando el único balón potable que tuvo la versión B del Athletic en todo el encuentro. Sí, es cierto que el Betis generó más ocasiones, pero el delantero suplente parecía Oliveira, tal es la imagen que dio. Y no fue el único. Qué se puede decir de la defensa en la acción del gol; del centro del campo, por su lentitud y casi parsimonia; de Emana, incapaz de elegir la opción correcta y capaz de desaparecer en la segunda mitad... Y de Noguès, por supuesto, que jugó media segunda parte con Mark González de lateral y Oliveira de interior. Puede que todos corrieran, que Edu se partiera la crisma y que ningún futbolista tenga ganas de descender, pero en la última media hora ni siquiera se asomaron a la meta de Armando. Qué pena más grande de equipo.

Con San Mamés hecho una fiesta, Joaquín Caparrós podrá presumir de haberle ganado al Betis también con los suplentes. Un gol de Ion Vélez a punto de cumplirse la media hora de juego fue suficiente para que el Betis mordiese el polvo y vea con más claridad que el futuro no viste de verde, sino de negro negrísimo. A tres partidos del final puede decirse que mucho han de cambiar las cosas para que no estemos ante un drama, ante un segundazo que es lo que ve en una lontananza no muy lejana.

A cuatro partidos del fin y asomado al brocal del descenso, el Betis acude a Bilbao para librar su enésima final del año. De final en final, la hoja de ruta del Betis está plagada de finales, pero se prevé que ésta de San Mamés sea una de las definitivas. Consiste en ganarla y no se enfoca como una misión imposible, ya que el rival está mentalmente inmerso en otra cuestión superior y la presencia del Betis no le hace caer en distracciones.

Por ello, Joaquín Caparrós opta por la misma carta que ya eligió aquella noche, también sabatina, que el Sevilla acudía a San Mamés cuatro días antes del todo o nada de una semifinal. O sea que el utrerano deja en la nevera a los titulares y apuesta por un equipo en el que abundan los desconocidos, por lo que la ocasión la pintan calva para que el Betis gane y se salve de una puñetera vez.

Y con ese propósito, el Betis se dispone en cancha con Ricardo bajo los palos, escudo de cuatro con Nelson, Melli, Juanito y Fernando Vega, doble pivote mediante Arzu y Cañas, interlineado con Emana flanqueado a estribor por Damià y a babor por Edu para que Oliveira ejerza de punta de lanza. Comparadas ambas alineaciones de salida, el pronóstico se decanta claramente a favor de los béticos, pero es sólo según la teoría.

En la práctica parece que quien alinea a los suplentes es el Betis. Como viene siendo norma, el equipo bético tarda en meterse en faena y la ilusión de los locales es suficiente como para poder con un equipo distraído, feble y con unas deficiencias enormes en el ajuste defensivo. Por los laterales entra el rival como quiere, Nelson nunca está donde debe y Fernando Vega es manifiestamente desbordable.

Un jugadón de Edu no acaba en gol por muy poquito y parece que el Betis, por fin, se da cuenta de lo que se juega, pero en el enésimo desajuste defensivo, Fernando Vega no saca de allí un balón claro y cuando ese balón vuelve, el bético traga en una pared a Etxeberria para que Ion Vélez fusile a bocajarro. No se ha cumplido la media hora y las previsiones saltan por los aires.

No obstante, y quizá porque Athletic Club le da el campo y, a veces, hasta la pelota llegan dos ocasiones ante Armando que reflejan bien a las claras el estado anímico del Betis. Primero Oliveira y luego Emana permiten que Armando se convierta en héroe con dos tiros febles, timoratos, cuando lo que tocaba era romperla como minutos antes la había descosido Ion Vélez ante Ricardo.

Y se llega al descanso con el convencimiento de que mucho habrá de rezar el Betis y mucho habrán de equivocarse sus enemigos directos para que no se despeñe. Y es que al intermedio, la sensación que da el equipo de Nogués no invita, precisamente, al optimismo. Descoordinado detrás, sin fútbol en la zona de proyecciones y con la pólvora chorreando arriba, el panorama es desolador.

En camerinos toma Nogués la decisión de prescindir del alocado Nelson, una máquina de equivocarse a la hora de tomar decisiones, para sacar a Mark González y que Damià pase a labores defensivas. Pero con lo que no debería contar el técnico catalán es que el cupo de ocasiones desperdiciadas no se había agotado y a fuer de que Oliveira yerre ante Armando una y otra vez, el Betis vuelve a irse del partido que le interesa para entrar en el trapo de ese 'otro fútbol' que también domina Caparrós.

La segunda parte la afronta Athletic Club como si fuese una guerra de guerrillas, una especie de algaradas callejeras que van darle un resultado magnífico, ya que le permitirá guardar como algo precioso, lo que en realidad es, el gol de Ion Vélez mientras el crono corre que se desboca. Se desboca, claro, para el Betis, para un Betis desquiciado totalmente, con el sistema nervioso disparatado y ya sin ataque después del recital de ocasiones perdidas por Oliveira.

La ilusión de los rojiblancos iba a ser suficiente para derrotar al Betis sin menoscabo alguno de cara a lo del miércoles en Valencia y el Betis se deja unos jirones en las cunetas de San Mamés de la misma manera que se los dejó en tantos y tantos lugares de la Liga. ¿Drama a la vista? Como no se equivoquen los demás, este Betis parece bloqueado y con su vocación suicida en perfecto estado, sólo eso lo tiene en buen estado, la vocación de suicida.

Ricardo Oliveira fue el único de los jugadores del Betis que compareció ante los medios después de la triste derrota de los heliopolitanos en San Mamés. El delantero brasileño lamentó la falta de acierto de cara a portería: "No hay que reprocharle nada al equipo, pues todos hemos peleado, luchado y corrido durante todo el encuentro. La pena ha sido que nos hemos transformado las ocasiones tan clara que hemos tenido. Hay días en los que la pelota no entra y hoy ha sido uno de ellos. Por los fallos ofensivos hemos perdido este encuentro".

Continuando con su análisis, Oliveira señaló que el partido pudo cambiar de haber cambiado con el 1-1 y se mostró autocrítico con su actuación: "Con el empate, el encuentro hubiese sido otro muy diferente. Yo he tenido una ocasión clarísima, también la tuve el día del Atlético de Madrid y reconozco que estoy atravesando por una mala racha. Mis fallos le hacen daño al equipo, pero no voy a bajar los brazos y voy a continuar trabajando para que esta situación cambie. Espero que en los próximos partidos podamos tener una mejor finalización de cara a portería y ganemos".

Pese a la derrota, el atacante del conjunto heliopolitano no pierde la esperanza de cara a los próximos compromisos, donde espera que el equipo pueda dejar certificada la permanencia: "Quedan tres finales y tenemos que seguir trabajando. Estamos tristes, pero sabemos que tenemos que sacar esto adelante y la única manera de hacerlo es con trabajo".

Cuestionado sobre la mala racha del Betis, que sumó ayer su cuarta derrota, Oliveira dejó claro que el equipo sabe lo que se está jugando en el tramo final de la competición: "Nosotros somos conscientes de lo que tenemos en juego. Además, seguimos dependiendo de nosotros mismos. Por este motivo, nos tenemos que levantar y pensar ya en los próximos partidos, pues tenemos que empezar a ganar para sacar esto adelante".

Por último, el atacante paulista indicó que el equipo en ningún momento acusó un bajón físico en la segunda parte: "No creo que se haya producido. El equipo ha corrido mucho y se ha vaciado en el terreno de juego. Para mí, la clave ha estado en los fallos a la hora de finalizar las jugadas de ataque. Yo asumo mi responsabilidad y espero tener más fortuna en los compromisos venideros".

El Betis de Manuel Ruiz de Lopera y adláteres se empeña temporada tras temporada en alargar la agonía del beticismo hasta el final del campeonato. Ni el hecho de jugar ante un diezmado Athletic, que tenía todos los sentidos puestos en la Copa del Rey, permitió que el equipo verdiblanco pudiera acceder a una posición más cómoda. Cuando el capitán de la nave pierde el timón y, además, coloca al frente del desaguisado a un grumete sin capacidad para frenar el naufragio, las posibilidades de hundimiento se multiplican exponencialmente. Y así está el Betis penando hasta el final de temporada.

Para mayor escarnio, el rival de ayer, sin jugarse ni la mitad que el Betis, ejerció su particular revancha por partida doble. Por un lado, Armando, objeto de las iras del público de Heliópolis tras el triste incidente de la temporada pasada, desactivó las escasas ocasiones de peligro del equipo bético. Espectacular su parada a Oliveira, aunque el brasileño también pone de su parte para alargar su divorcio con el gol. Ni una sombra de aquel Oliveira que anotó un hat trick en ese mismo estadio hace cuatro temporadas apareció ayer por San Mamés, para desencanto de los béticos. La segunda revancha lleva el nombre de Joaquín Caparrós, que, una vez más, se convierte en verdugo de las esperanzas verdiblancas. Quizás algunos deberían tomar nota de la capacidad de convertir a un vulgar equipo de fútbol en otro capaz de competir a cualquier nivel.

Decía Nogués en la previa del partido que su tarea pasaba por eliminar el pesimismo que rodeaba al ambiente del Betis e incluso se permitió la licencia de lanzar consejos y advertencias a los béticos. Insistía el técnico catalán en defender sus números, dos victorias y tres derrotas antes de la de dolorosa de ayer, pero bien haría en repasarlos. Seis puntos en seis jornadas, dos victorias y cuatro derrotas, el mismo paso lento que le costó el puesto a Paco Chaparro, que, al menos, no perdía. Dos derrotas en la segunda vuelta, diez puntos en otras tantas jornadas, era el balance del Betis del trianero, del que algunos ya empiezan a acordarse.

El efecto Nogués ha carecido de la consistencia necesaria para aprovechar el viento a favor generado con las dos primeras victorias y la realidad coloca a un Betis con una plantilla que se asegura tener miedo de jugar en Heliópolis, como si el causante de los males tuviera como responsable a la fiel infantería verdiblanca. Sería para tomárselo a broma, si no fuera por el abismo al que el Betis se empeña en asomarse una temporada más. Los mismos jugadores que otras veces han solicitado el apoyo de la grada; los mismos que ahora aseguran que es complicado jugar con el público en contra deberían sacar a relucir los arrestos suficientes para no conducir al Betis al despeñadero al que algunos parecen querer condenarlo.

Armando, Caparrós, Vélez, Chaparro, Nogués... Meros actores secundarios en una película de serie B que se gesta en las entrañas de la calle Jabugo, que cuenta con un guionista más propio del teatro del absurdo que del mercadillo futbolístico y con un productor que se empeña en ser director, actor principal y hasta el que reparte las almohadillas con tal de ser el protagonista. Pero al menos antes su cine se paseaba por el Hollywood futbolístico y ahora no da la talla ni para cine de verano.

El entrenador del Betis, José María Nogués, mostró su descontento por el resultado del encuentro ante el Athletic de Bilbao y valoró el trabajo de sus jugadores pese a la derrota encajada, que le deja muy cerca de los puestos de descenso.

Sus primeras palabras hicieron referencia al juego de su equipo: "Una vez más, no pudo ser, se repitió la historia de otros partidos, tuvimos más ocasiones que el contrario, pero en una ocasión puntual nos meten el gol. Este resultado nos condiciona porque trabajamos con presión, tuvimos oportunidades para marcar y llevarmos algo más, pero hay que sacar esto adelante".

Nogués habló del estado del vestuario: "Está muy tocado con la derrota. La sensación es de rabia, de impotencia, de injusticia, tuvimos ocasiones y no estuvimos acertados. El contrario, con poca cosa, nos está haciendo goles; no recuerdo que Ricardo haya tenido que intervenir más y es una pena, pero hay que asumirlo y seguir trabajando".

Preguntado por el equipo contrario, se mostró claro: "Llevaba diciendo toda la semana que no debía ser un problema para el Athletic, no hemos jugado contra el Bilbao B, sino contra jugadores del primer equipo. Sabíamos que iba a ser complicado y así fue; Edu tuvo la ocasión de abrir el marcador y después nos encontramos todo en contra". También se acordó de las ocasiones de Oliveira: "Tuvo una y luego dos más en el área. Hay que asumirlo: el equipo no está acertado y hay que tratar de corregir eso y ganar para salvar la categoría".

El técnico verdiblanco habló del futuro: "No hay miedo, estamos tocados porque el trabajo no se ajusta a los puntos que se están consiguiendo. Pero dependemos de nosotros, el domingo hay un partido en casa con la oportunidad de sumar puntos; hay que estar unidos, hacer piña y que cada uno asuma su responsabilidad".

Preguntado por la presión que debe sentir su equipo, fue rotundo: "Voy a trabajar como lo estoy haciendo, le di tono ofensivo al equipo en la segunda parte, pero no pudo ser. Miedo no, porque sabemos que lo vamos a conseguir. Nos está costando marcar, y eso es que estamos haciendo algo mal". Por último, hizo referencia al estado de ánimo del plantel: "Duelen todas las derrotas, hemos perdido y eso es lo que nos afecta. Estamos tristes porque veníamos a ganar y al final no pudimos hacerlo. El ambiente era óptimo en el equipo".

AT.BILBA 1-0 BETIS¿A QUE JUEGAS BETIS?-RUEDA DE PRENSA-AUDIO

Athletic Club (1): Armando; Bóveda (Amorebieta, 75), Ustaritz, Etxeita, Balenziaga; Etxeberria (Toquero, 82), Gurpegui, Muñoz, David López; Ion Vélez (Susaeta, 89) y Garmendia.

Real Betis (0): Ricardo; Nelson (Mark González, 46), Juanito, Melli, Fernando Vega (Pavone, 72); Arzu, Cañas (Rivera, 62); Damiá, Emaná, Edu; y Oliveira.

Gol: 1-0, m. 28: Ion Vélez.

Árbitro: Mejuto González (Colegio asturiano). Amonestó al local Gurpegui y a los visitantes Nelson y Damiá.

El Betis sigue empeñado en seguir sufriendo hasta final de temporada, no se ve aptitud ninguna por parte de los jugadores, Oliveira falla ocasiones que no suele fallar, y todo el equipo está prácticamente igual.

En el minuto 29 llegó el tanto local, el gol vino tras un error de la defensa bética.

A raíz del gol vasco, el Betis lo intentaba, pero los delanteros siempre se topaban con el meta Armando.

En la segunda mitad el conjunto heliopolitano seguía buscando el tanto del empate, pero con el Athletic encerrado en su área era imposible.

El partido llegó a su fin con el resultado de 1-0 favorable al conjunto vizcaíno.

Otro partido que no consigue el Betis lograr los 3 puntos, otro partido que no asegura el Betis la permanencia en primera división.

El entrenador Betico Jose Maria Nogues ha hablado en rueda de prensa a la terminación del partido después de la derrota cosechada contra el At.Bilbao en San Mames por 1-0.

El mister ha comentado que confía en la salvación y ha hablado de la entrega de los jugadores y de la mala suerte que han tenido.
El delantero Betico Oliveria ha manifestado en los mimos términos que el miste y confían en sacar esto adelante.

http://www.betisweb.com/noticias/noticia.php?cat=1&id=2899

Nogués: "El equipo está en una dinámica negativa y vamos a tener que trabajar mucho"

A la esperanza, a eso es lo único a lo que se pueden agarrar los seguidores verdiblancos, para no ver a su equipo otra vez descendiendo. Su entrenador se agarra al trabajo que está haciendo el equipo pero al igual que el aficionado, mira de reojo a la diosa fortuna. "Estamos tocados porque el trabajo del equipo no se ajusta a los puntos que obtenemos. El descenso está ahí. Hoy es sábado y no sabemos que va a pasar con los otros equipos, pero quedan tres jornadas y lo que tenemos que hacer es ganar el domingo. No queda otra. Nadie se va a esconder, no el primero, que le he dado todo el aire ofensivo al equipo que podía. No vamos a descender, pero somos conscientes de que algo mal estamos haciendo".

En cuanto alpartido. "Han metido el gol después de una ocasión nuestra. El resultado nos condiciona porque estamos en una mala situación. El equipo está en una dinámica negativa y vamos a tener que trabajar mucho, porque son cuatro partidos consecutivos perdiendo. La clave ha sido la falta de definición. El vestuario está muy tocado en estos momentos. Se ha hecho un gran esfuerzo físico y se ha querido ganar hasta el minuto 96, pero la sensación es de rabia, de impotencia, de injustita porque hemos tenido otra vez muchas ocasiones. No estamos acertados. Hoy nos han hecho una ocasión y ha sido gol. Es una pena, pero no nos queda otra que asumirlo y seguir trabajando para conseguir ganar".

Y recordó lo qe ya había avisado. "Yo lo había dicho durante toda la semana, que eso no debía ser un problema para el Athletic. Jugaban con jugadores del primer equipo, aunque fuera suplentes. Nosotros hemos empezado un poco dubitativos, con la ocasión de Edu, y luego nos han marcado y nos ha costado reponernos. Hay que ser sinceros, el equipo no está acertado. Duelen todas las derrotas, porque nosotros no podemos mirar el ambiente del equipo rival. Nosotros tenemos que ganar un partido como mínimo para salvarnos y hoy no lo hemos conseguido".