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"Mi etapa en la Real fue la más bonita"

Es el mejor portero de la historia del Betis y el jugador que más minutos ha vestido esa camiseta. Ha dedicado sus últimos 38 años al club verdiblanco, pero antes defendió la portería de la Real durante 8 temporadas. José Ramón Esnaola se encuentra en el 'stage' del Betis en Hondarribia

Juanjo Merchán - Lunes, 25 de Julio de 2011 - Actualizado a las 05:38h

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José Ramón Esnaola posa con unos guantes al final de un entrenamiento del Betis.

José Ramón Esnaola posa con unos guantes al final de un entrenamiento del Betis. (Estadio Deportivo)

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José Ramón Esnaola posa con unos guantes al final de un entrenamiento del Betis.

hondarribia. No se le ve mucho por estos lares.

Casualmente, estuve aquí hace tres semanas con mi familia. Suelo venir en verano ocho o diez días.

Usted es recordado por el papel decisivo que jugó en la tanda de penaltis de la final de Copa de 1977, anotando su lanzamiento y parándole después a Iribar el suyo. Hábleme de aquello.

El Athletic partía como favorito, pero al final nos llevamos nosotros el título. Son recuerdos inolvidables, aunque tengo que decir que lo pasé francamente mal porque pensé que si yo fallaba el penalti, y después marcaba Iribar, perdíamos el campeonato. Recuerdo, incluso, que después de marcarlo, cuando me crucé con Iribar, le di la mano y le pedí disculpas. Me sentía en cierta manera culpable.

Por cierto, ¿Iribar o Arconada?

Han sido los dos mejores, pero, para mí, Iribar ha sido el mejor que yo he conocido.

Cuentan que también tiene otra anécdota con Lev Yashin, 'La araña negra', otro portero de leyenda.

Sí. Cuando yo debuté con el Betis en el Trofeo Ciudad de Sevilla nos enfrentamos al Dinamo de Moscú. En una jugada me lancé a por un balón y un contrario me dio con el pie en la cara, me hizo una brecha y me tuve que retirar. Casualmente, el Dinamo de Moscú estaba en el mismo hotel que nosotros. Yashin se acercó a mí y me entregó una moneda rusa. Me dijo que él también había estado dos veces en el hospital con conmoción cerebral y me dio ánimos. Para mí, conocerle fue una inmensa alegría.

Vayamos a sus inicios, ¿cómo llega usted a ser guardameta?

Bueno, yo vivía en Andoain y me llamaron de un equipo de Lasarte para jugar en la playa. Allí empecé jugando de portero. Luego, a los catorce años, ya entré en el Euskalduna y estuve cuatro años de juvenil y uno en Tercera División. Después, pasé a la Real. Entonces, estaba de portero Arriaga, que jugando en Langreo tuvo un percance grave y, a partir de ahí, empecé a jugar yo.

Todo el mundo le asocia al Betis, pero usted pasó ocho años en la Real.

Para mí fue la etapa más bonita. Para un guipuzcoano jugar en la Real creo que es lo máximo. Allí empecé como profesional, era un chiquillo. Alrededor había gente más mayor, pero nos llevábamos muy bien, era una familia. Con ellos estuve ocho años y el resto, hasta hoy, en el Betis.

Fue suplente en el histórico ascenso de Puertollano. ¿Cómo recuerda aquello?

Yo estaba haciendo el servicio militar en Loiola y solo me dejaban salir los sábados y los domingos para poder ir con el equipo, por lo tanto, aquel año casi no jugué. Recuerdo que empatamos a dos, pero, para mí, lo más bonito fue el regreso, ver todos los pueblos llenos de gente dándonos ánimos.

Sin embargo, se marcha de la Real siendo el portero titular del equipo. ¿Cómo y por qué se da su salida?

Sí, en los últimos cuatro años en la Real creo que dejé de jugar solo dos partidos. Mi salida se produce, primero, porque se interesa el Betis y, segundo, porque tenía por detrás a Artola, Urruticoechea y Arconada, que venían pegando fuerte y pensé que no tenía más remedio que salir. Tuve la oportunidad de ir al Betis y llevo ya 38 años.

Pero estuvo a punto de irse al Atlético de Madrid.

Sí, yo tenía 21 años y el Atlético se interesó por mí. Firmé un contrato y tenía que ir al reconocimiento médico a Madrid, pero me echaron para atrás porque tenía una lesión en el maléolo tibial que me había hecho, curiosamente, en un Real Sociedad-Betis, para que veas cómo es la vida. Cuando leo la prensa al día siguiente veo que Zubiarrain, el portero que estaba conmigo en la Real, había firmado por el Atlético de Madrid.

A pesar de sus números en la Real y el Betis, no llegó a ser internacional. ¿Le condicionó su estatura?

Bueno, eso debería preguntárselo a Kubala, que en paz descanse. Él decía que yo era muy bajito cuando era seleccionador. Me convocó en una ocasión, pero lo hizo por la presión de la prensa. No llegué a debutar.

¿Después de retirarse con 39 años no se planteó volver a Gipuzkoa?

No, porque en el Betis me daban la posibilidad de seguir trabajando en el club. Aparte, mis hijas estaban estudiando allí, me gustaba la ciudad y la gente también estaba contenta conmigo. Por eso nos quedamos y no me arrepiento.

¿Mantiene contacto todavía con algunos de sus compañeros en su época de realista?

No, poco. El grupo que ascendió en Puertollano suele hacer todos los años una comida hacia abril, pero coincide con que yo estoy con el equipo y no puedo venir. El año pasado sí que estuve con ellos y lo pasé francamente bien, llevaba treinta y tantos años sin ver a la mayoría de ellos.

Ya no salen tantos porteros guipuzcoanos buenos como antes. ¿A qué puede deberse?

Es cierto y no sé qué puede estar pasando. Igual es que ya no se entrena tanto en la playa. Antes Gipuzkoa era de donde más porteros salían. En mi época, había siete u ocho en equipos de Primera División.

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