Real sociedad - real betis balompié

Un dia de estos,me voy a hacer un nick nuevo y voy a entrar como loperista nato.
Lo malo es que argumentos voy a tener pocos para defender al hueso manio del Fontanal....

Pero.....y lo que nos vamos a reir?
Ein?

Loperra y su ocurrencia de lo del Madrid de 2ª le va a salir cara..

Partido penoso, para olvidar

Nacho: “El gol ha sido clave”

 

Poca explicación ha dado Nacho a la derrota en Anoeta salvo que el 1-0 les dejó muy ‘tocados’. “Ese gol ha sido clave, porque después ya han podido echarse atrás y jugar al contragolpe. Ellos tienen muy claro a lo que juegan, con dos líneas de cuatro atrás. Nosotros en casa tenemos que seguir como ahora, y fuera corregir los resultados que estamos teniendo. La clave para el ascenso es seguir en casa tal y como lo estamos haciendo”, señaló

clave para perder es que hayas jugado tu

La Real sí es el Madrid (2-0)

 

El Betis despide el año con la incertidumbre metida en sus tuétanos. Cuando tres victorias al amparo de su gente le habían otorgado de nuevo cierto crédito, el conjunto de Antonio Tapia, para algún descerebrado de Heliópolis el Madrid de la Segunda División, se dio de bruces con la realidad: el Madrid vive en el norte, en Donostia, en una ciudad que ayer amaneció nevada, como Anoeta, y que en junio, seguramente, gozará de un equipo entre los grandes del fútbol patrio.

Y lo hará porque atesora muchas de las virtudes que se añoran en este Betis. Los donostiarras adiestrados por Martín Lasarte sí son un equipo maduro. Sus ideas sobre el campo no pueden estar más claras. Dominan el juego, el balón cuando hace falta y, lo más importante, los momentos del partido. Sus once hombres siempre saben qué hacer y eso en esta categoría es medio pasaporte para el ascenso. Si, además, cuenta con futbolistas con oficio, otros con desparpajo y algunos, incluso, con clase por arrobas, sobre todo en lo que concierne a su línea de mediapuntas, el éxito está casi garantizado.

Pero es que encima, el cuadro donostiarra siempre se va a desempeñar con una velocidad más que este Betis parsimonioso y amanerado, incapaz de sorprender a los rivales tras costarle un mundo avistar el área contraria.

Porque, decididamente, hay dos Betis. Uno abusa de Heliópolis para obtener puntos con dudosa solvencia en ocasiones. Otro, el del mediodía guipuzcoano, no se le parece en nada. Las explicaciones puede resultar diversas, pero hay una que se antoja categórica: en casa, los rivales conceden al Betis unos metros que permiten que el balón circule con asiduidad por los dominios de los que saben, es decir, sus atacantes; lejos de Sevilla, esos metros los ha de ganar el equipo, con desborde, con combinaciones rápidas y precisas, de algún modo... Y no sabe. Incluso se encuentra con el hándicap de que si quisiese recurrir al juego directo no figura entre sus filas un referente para el mismo.

La actitud es un problema distinto. Ésta en verdiblanco se halla en fase eterna de dosificación. Hoy sí corro, mañana no. Ahora un poquito, luego pongo el freno y miro a ver qué hace el de al lado. Nada nuevo. Igual que en el segundo año de Serra y sucesivos.

El Betis pareció en principio dispuesto a no regalar el partido por esa laxitud exhibida en plazas de menos hechuras que ésta de Anoeta. Otra cosa será que se agarrase al partido con la celeridad que el mismo le demandaba. Porque, de salida, el balón se lo dio a la Real, aun sin descomponerse. Y salvó los arreones iniciales de un exquisito Zurutuza e incluso vio cómo en su puerta se le anuló un gol con justicia a Carlos Bueno, quien en posible fuera de juego había agarrado a Arzu para hacerse un hueco y rematar.

No era mucho el Betis porque, además, con menos músculo que su rival, le costaba recuperar la pelota y no acaba por desechar ese vicio terrible de cometer faltas en campo propio. Con Elustondo al toque y rematadores cualificados por doquier, en cualquier balón colgado...

Ya este Betis que va tendiendo a nada porque enfrente se halla un enemigo que también tiene más hambre le llegará el castigo, empero, con el juego corrido, pero por la misma vía. Todo se gestó por esa banda izquierda que tan mal defiende y por la que Xabi Prieto halló huecos para horadar una y otra vez, con la ayuda de los desmarques ciegos de Zurutuza y la pasividad de Fernando Vega, una máquina de amagar y no dar nunca. La cabeza del uruguayo Bueno haría aún más bueno el centro de su extremo diestro entre un mundo naranja y apoyándose tibiamente en Mehmet Aurelio para rematar de cabeza.

Apenas sirvió el gol para mostrar a un Betis más agarrado a un pista que se fue deshelando y ya con más conexión entre sus centrocampistas y los puntas. Había más movilidad en Juanma y Nacho. Emana y Sergio García atisbaban la ya nítida cal del área.

Pero aunque la ayuda de los interiores había sido vital para sobreponerse al ritmo lento con el que Mehmet Aurelio trataba de mover al Betis, a éste le sigue faltando una pizca de todo. Careció de suerte en algún remate lejano de Sergio García o en algún intento de último pase de Emana. Se topó con el portero chileno en un trallazo del camerunés. Fue, entonces, un Betis impotente que acabaría bajar los brazos ante un rival muy superior.

Tapia lo intentó por activa y por pasiva, con cambios acertados y otros no tanto, haciendo que el 4-4-2 virase a un 4-2-3-1, desplegando todo su montante ofensivo... Pero la respuesta del Betis nunca llegó. El repliegue y la presión realista llegaban a ningunearlo. Jamás supo ganar las bandas ni pisar el área contraria.

El fútbol del Betis, el de ayer, el de casi siempre, el que lo hará fracasar en su objetivo, jamás de los jamases es redondo. A veces da la sensación de que ataca porque tiene que atacar, porque está en el guión y porque el rival le da el balón. Pero pocas veces cree en lo que hace. Y a la más mínima, baja los brazos paulatinamente. No es constante y en la guerra que libra eso es un pecado mortal.

Nieve sobre el césped de Anoeta.

 

Con tanto frío, y desnudos

 

Bueno cometió falta sobre Mehmet Aurelio en el primer gol de la Real, cierto es, pues el uruguayo impidió con su brazo derecho que el turco se elevara. Pero ese error arbitral no debe impedir a Tapia regañar, otra vez más, a sus defensores por su impericia para evitar que Xabi Prieto reciba en el área un saque de falta en corto, el talentoso jugador maniobre y además saque un pase bombeado al segundo palo, de esos que dejan a los porteros a merced de quién gane el salto por detrás. El Betis mejora con la pelota, entre otras cosas porque Tapia ya alinea a los mejores, pero es tan pesado el lastre atrás...

Defensa

La línea defensiva salió demasiado cerca de Goitia y demasiados metros hasta sus jugadores más adelantados. Pero el oficio de Aurelio por delante empezó a surtir efecto, se hizo con su zona y Emana, unos metros más arriba, bajó los humos a la Real. Eso hizo que la línea defensiva respirara y saliera un poco de atrás.

Pese a ello, persistió el agujero en el flanco derecho del ataque vasco, donde Xabi Alonso encontró además el apoyo de Zurutuza.

A los defensores les cuesta una barbaridad anticiparse en zonas cercanas al área o en la misma, primero, y cerrar líneas de pase a zona de remate luego. Ayer fue Xabi Alonso quien desnudó al sistema de contención bético. Siempre recibió, siempre progresó, siempre la soltó donde quiso. Y haciendo mucho daño.

Ataque

Mehmet Aurelio da equilibrio mientras el cuerpo le aguanta, y su oficio es la premisa para que el Betis empiece a tejer por delante. Ayer lo hizo en la primera parte con las arrancadas de Emana -fuerza y calidad-, que conectó con Sergio García. Juanma y nacho ayudaron por su capacidad para jugar en zonas interiores. Pero la Real, aparte de Xabi Prieto, cuenta con otro buen jugador de Primera, su portero Bravo.

En la segunda parte, la Real cortocicuitó la conexión Emana-Sergio García y los progresivos pasos adelante que ordenó Tapia (Caffa por Aurelio, Capi por Nacho, Rodri por Iriney) no resultaron.

Virtudes

Primera parte jugada de tú a tú, con buen son en ataque.

Talón de aquiles

La blandura atrás condena al equipo una y otra vez.

O cambiamos ya o no se consigue el ascenso