Rumbo hacia un modelo televisivo a la italiana .

La nueva Ley del Deporte partiría de una negociación colectiva de derechos audiovisuales, ingresos por historia y méritos y límites a la desigualdad.

El conflicto por los derechos audiovisuales avanza por el buen camino aunque con suma timidez. La futura Ley del Deporte Profesional, en fase de desarrollo, tiene previstos grandes cambios en lo que a la fórmula de reparto de los ingresos televisivos se refiere, según publica hoy Marca.

Para empezar, el sistema de negociación impide que cada club haga la guerra por su cuenta. El tira y afloja con los operadores de televisión se gestionará colectivamente y estará supervisado por la Liga de Fútbol Profesional, encargada de establecer los repartos.

Aquí viene el punto que se antoja como el más arduo de resolver: las diferencias en los repartos. Sobre el papel, se espera que esta Ley establezca un tope de ingresos por televisión entre el club más rico y el club más pobre y que se movería entre los 4,5 puntos y los 5 puntos.

Se trata de un sistema muy similar al que hoy día se aplica en la Premier League inglesa y el Calcio italiano, pese a que haya voces expertas que desaconsejan mirar a hacia estos modelos y sí a los más productivos como el de la Bundesliga alemana, como es el caso del economista José María Gay de Liébana.

Este modelo no sería experimental puesto que en España el G-32 ya aplica este sistema de reparto de beneficios desde noviembre de 2010, amén del ejemplo de las ligas anteriormente mencionadas.

Partiendo de un reparto ligeramente más ecuánime, tres serían los criterios de distribución fundamentales: importancia histórica, audiencia histórica y los puntos obtenidos en la campaña anterior.

Para que nos hagamos una idea, si el modelo estuviera vigente, el Betis habría recibido para este curso la décima mejor porción del porcentaje correspondiente a su importancia histórica, la séptima mejor parte del destinado a las audiencias, y la 13º mejor parte por su clasificación en Liga.

Además, hay un cuarto criterio que también tiene que ver con la forma de trabajar del mencionado G-32: el capital destinado a la solidaridad con los equipos que descienden hasta la Segunda División.

Por lo general, perder la categoría implica una pérdida tremendamente importante de beneficios y contrarrestar el mazazo de un descenso es lo que se pretende con un presupuesto que en noviembre de 2010 llegaba a los 27 millones de euros, de los cuales, FC Barcelona y Real Madrid ponen poco más de un tercio, 10 millones entre ambos. Algo que se pretende mantener pero sin imponer restricciones.

De esta forma, FC Barcelona y Real Madrid seguirían cobrando unas cifras similares a las que obtienen del G-34, un 17% del monto total, es decir, 114 millones cada uno de 370. Atlético de Madrid y Valencia irían después, con un 11% debido a sus audiencias y relevancia histórica y los otros 16 equipos se repartirían el 44% restante en función de su clasificación histórica, ránking  histórico de audiencias y clasificación del curso anterior.

Cabe esperar que este modelo de reparto sufra varias modificaciones hasta su aprobación definitiva, pero se espera que entre en vigor para la temporada 2016/17, una campaña antes si todas las partes estuvieran de acuerdo.

Un paso más hacia un fútbol con derechos de televisión repartidos más ecuánimemente, aunque, como se puede comprobar, la variación es mínima. Y es que más del 50% de los beneficios seguirían recayendo entre los cuatro equipos más poderosos, aunque al menos en esta ocasión, y al haber una diferencia tope, los más beneficiados serían equipos como el Rayo Vallecano, que podría obtener un sustancial incremento.

Es decir, que mientras Real Madrid y FC Barcelona se moverían en términos económicos ligeramente menores y Atlético de Madrid y Valencia aumentarían ligeramente sus beneficios, 16 equipos restantes de la Liga se moverían dentro en la veintena de millones de euros, aproximadamente. Algo es algo.

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