368 días después de que el Betis fuese coprotagonista de un espectáculo futbolístico memorable, que provocó una sobredosis de elogios para el entonces líder de Segunda, el equipo de Pepe Mel volverá a pisar la tierra santa del fútbol.

Y lo hará casi como entonces, con la tranquilidad de estar cumpliendo con su objetivo y, por tanto, sin la presión que puede atenazar la moral y las piernas de los futbolistas.

Ya lo dijo Pepe Mel nada más terminar el partido ante el Sporting. Los seis puntos de ventaja sobre los puestos de descenso permitirán a sus jugadores "ir al Camp Nou a disfrutar". Pero el término disfrutar no implica dejarse llevar o el ir a hacerse fotos con Messi. Todo lo contrario.

El técnico tiene claro con qué filosofía va a plantarse en el campo culé. Y ésa es la misma exactamente que inculcó a los suyos en enero de 2011. "Vamos a ir a ganar", proclama. Ése es el punto de partida para preparar el choque. Otra cosa es que después lo consigan.

Quizás por eso, el propio vestuario se ha autoimpuesto un veto. Prohibido hablar del derbi antes del próximo lunes. Ahora toca el Barcelona y el espejo en el que se mirará el equipo para intentar la hazaña es el propio.

El técnico se mantendrá fiel a su sello y repetirá el mismo planteamiento valiente, aunque con matices, que le permitió aguantar y tutear al cuadro azulgrana en su campo durante un hora en la ida de cuartos de final de la Copa del Rey el año pasado. Intentará tener el control del balón cuando pueda o lo dejen y, sobre todo, hacer daño a la contra.

De hecho, pese a que el resultado final fue de 5-0, el entrenador no cree que haya habido otro equipo que haya jugado mejor al fútbol en el Camp Nou que su Betis. El vestuario sí quiere salir reforzado de Barcelona con vistas al derbi. Y es que más allá del resultado, en este caso la imagen también cuenta.

El partido del Espanyol, que logró empatar a su eterno rival, no servirá en este caso de referencia a los verdiblancos, porque no es lo mismo jugarle al Barcelona en tu campo que en el suyo.