Se han casado Cayetana Fitz-James Stuart y Alfonso Díez Carabantes. El amor ha conseguido en un pis pas lo que la lucha social, las revoluciones obreras y la democracia no han logrado en siglos: que dos clases sociales antagónicas, los grandes de España y sus empleados, la aristocracia y el funcionariado, se reúnan en torno a una mesa nupcial y coman langostinos, todos, hasta reventar. ¡Qué alegría, qué alboroto! Ayer la feliz pareja, que suma 143 años de experiencia vital, pasó por el altar. Y gracias a dios pudieron consumar el sagrado matrimonio, en una noche de bodas que sin duda rezumó pasión, lujuria y fluidos corporales a cascoporro. Desde el enlace entre Felipe y Leticia, otro emocionante ejemplo de emulsión de sangres inmiscibles, no asistíamos a un show amoroso de semejante calaña.
Pinchar para seguir leyendo (Telematón, en Cuarto Poder)