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La afición bética es una parte indespensable de este club centenario, tanto en la salud y en la enfermedad, como en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe. Y, en algunos casos, ni siqueria. Bajo el viva el Betis 'manquierda', popularizado en la época en que el Betis malvivía en Tercera División, la afición verdiblanca arropa a los suyos con fidelidad.

Curtido en grandes decepciones y de origen humilde, el aficionado bético se aferra a sus colores con fervor y siente latir en el pecho el escudo de su equipo. Desde aquellos tiempos de penuria, la hinchada de Heliópolis se hizo famosa en toda España por el apoyo incondicional a los suyos y se ganó la simpatía de los seguidores rivales. Y es que dicen que el bético de verdad nace con el sentimiento verdiblanco impreso en sus genes y no tiene manera de desprenderse de él.

La filosofía de vida y de fútbol de los béticos, alejada en su mayoría de la violencia, representa uno de los elementos más simpáticos y entrañables del fútbol español. Capaz de lo mejor y de lo peor, el Betis cuenta con un activo único que nunca le abandonará en los próximos cien años.

Personajes ilustres del Betis
Toreros cómo Curro Romero o el Cid, Presidentes de Gobierno cómo Felipe González, miembros de la Realeza como la Duquesa de Alba, o artistas cómo los Cantores de Híspalis comparten sentimiento verdiblanco.

Otros personales más peculiares, como la abuela del Betis, o el aficionado invidente al que le radian los partidos, pertenecen también a la gran familia bética.